Carthagineses y Romanos cierra una edición muy positiva que termina de consolidar su relevo generacional y termina de desterrar viejas leyendas. En los próximos meses se abordará si se mantiene su estructura actual o si Consejo y Senado se integran en Federación, para después celebrar comicios.

LA IMAGEN DE ESTA EDICIÓN

Las Fiestas de Carthagineses y Romanos han dejado muy buen sabor de boca entre festeros, visitantes, comerciantes y políticos. Es cierto que no hay nada perfecto y que se han registrado algunas incidencias en varios terrenos, pero su influencia sobre el balance global de unas fiestas de esta envergadura, que mueven a miles de personas, es mínima. Un notable alto es muy buena nota dentro de la historia festera.

El relevo generacional se ha consumado. Hace unos años fue un ‘caballo de batalla’, pero como hemos ido contando en este diario en los últimos años, se ha ido solventando y en el presente ejercicio la presencia de jóvenes ha sido muy importante, no sólo en plan de fiesta, sino que más de un treinta por ciento de personas menores de 35 años están en juntas directivas de las diferentes tropas y legiones. Quedan algunos colectivos por solucionar este problemas, pero son los menos.

La vieja leyenda de que el campamento tenía precios muy caros también ha terminado de caer, aunque ha costado varias ediciones. Salvo un par de casos puntuales, la casi totalidad de recintos han ofrecido precios muy asequibles tanto en el capítulo gastronómico como en las copas. Valga el ejemplo de que algunas noches hay personas que han tenido que esperar más de una hora para coger mesa para cenar. También que esas cenas se han prolongado hasta después de la medianoche en algunos puntos de ambas calles. Por cierto, es muy positivo ver cómo ha aumentado el consumo, tras el frenazo que sufrió en los años de la crisis, pues mientras el dinero circule todos saldremos beneficiados.

La asistencia de visitantes ha sido muy importante, principalmente en la noche del primer sábado, donde el campamento acogió la mayor afluencia, posiblemente, de los últimos años. El resto de noche ofreció de todo, pero dentro de lo normal. Menos público exterior el domingo, lunes, martes y miércoles, que es cuando los festeros más ‘juegan’ entre ellos, y aluvión de visitantes en las vísperas de festivos. Por supuesto, la ausencia de lluvia ha sido otro factor positivo en esta año 27.

Los actos oficiales han tenido también masivas afluencias de público, llenado la mayoría de ocasiones. Positiva ha sido la utilización de la plaza de San Francisco, muy bueno el nivel teatral de los festeros, parece acertado celebrar el circo en años alternativos, siempre luce más la batalla con luz solar, los desfiles siguen conquistando… Dentro del campamento, han desaparecido algunos actos internos de tropas y legiones, pero han surgido otros y destaca la alta participación de los festeros, que además han ampliado sus ‘armas de guerra’ para los asaltos. Ha gustado entre los ciudadanos que los políticos se impliquen en estas fiestas, destacando, sin duda, la implicación del alcalde en diversas citas, incluida la gran batalla, donde estuvo en los dos bandos.

Pero por encima de todo, incluido el alcalde, la imagen de Carthagineses y Romanos XXVII la protagonizaron Juan José Núñez (Escipión) y María Dolores Santander (Emilia Paula) con la pedida de mano real del primero a su amada nada más acabar la batalla y ante miles de miradas, en una emotiva acción que hizo desprenderse alguna que otra lágrima. Desde 1997 no se vivía una historia de amor similar en estas fiestas y, la verdad, hacía falta. 

En la ciudad se ha notado, por los comentarios recogidos, de forma positiva y económica en los hosteleros estas fiestas, desapareciendo las quejas de otras ocasiones. Con este panorama, si llega, como parece, la Declaración de Interés Internacional en breve, se habrá puesto la ‘guinda’ a un sabroso pastel.

Para Cartagena de Hoy el balance también es más que satisfactorio. Seguimos siendo el medio de comunicación más próximo a los festeros y el que más visitas recibe sobre las noticias de tropas y legiones, con el importante matiz de que llegan desde todo el municipio, con lo que consideramos que ponemos nuestro ‘granito de arena’ en que se conozcan más las fiestas en ‘casa’, lo que es tan importante, o más, que recibir el interés internacional. Se ha superado la media diaria de dieciocho mil lectores, pero hay que tener en cuenta que esas cifras solemos superarlas en la semana siguiente a concluir estos festejos, que es cuando el festero reposa de su incesante actividad y ‘bucea’ en nuestros numerosos artículos, pues hemos publicado una media de catorce artículos por día. En nombre de las seis personas que hemos trabajado este año con las fiestas, gracias a todos.

Pero este annus XXVII todavía no ha concluido. Unos pocos grupos deben definir su futuro inmediato, pero por encima destaca la asamblea en la que los presidentes de tropas y legiones se enfrentarán, una vez más, a un cambio de estructura. Actualmente son independientes la Federación de Tropas y Legiones, el Consejo Carthaginés y el Senado Romano, pero, como ha ocurrido en otras ocasiones (sin éxito), es intención de la actual cúpula que los organismos púnico y romano se integren como vicepresidencias de la Federación. Los festeros decidirán.

Después llegarán las elecciones, que estarán marcadas por esa decisión, pues si hay integración, el candidato a presidente debe presentar también a las personas que ocuparían ambas vicepresidencias. Si no sale adelante, habrá elecciones para el Senado este año y para el Consejo en 2017.

Javier Ibernón ha anunciado que deja el cargo de presidente de la Federación tras cuatro años. Dos nombres suenan para tomarle el relevo. José Antonio Meca, en un ejercicio de transparencia, hizo pública su aspiración nada más tomar la decisión. Ahora falta que se defina Juan José García, exmandatario de Tropas y Legiones, que, por lo que ha indicado a este diario, aún le quedan algunos flecos por aclarar antes de tomar una decisión.

Carthagineses y Romanos… fiestas son, y por lo visto, hay muchas ganas.