"El asiático era como un hijo para Pedrín" Imprimir
Escrito por Carlos Illán - AgenCYA. Martes, 18 de febrero de 2014   

Dolores Pagán, quien cuenta con 103 años de edad, explica a Cartagena de Hoy todos los detalles del auténtico origen del popular café en 1947 en El Albujón.

Quedamos a las cinco de la tarde con Alfonso Martínez, sobrino del inventor del asiático, en el bar que regentó su tío en El Albujón. Como es de suponer, el encuentro se ve acompañado por un par de asiáticos elaborados con su fórmula original. "El sabor es diferente al resto de los que se hacen en Cartagena", reitera este 'embajador' del auténtico origen de la popular bebida, quien después ofrece diversos apuntes sobre el mismo tema en el trayecto que nos lleva hasta Murcia, ciudad en la que reside Dolores Pagán López, viuda de Pedro Conesa Ortega (falleció el 22 de mayo de 1996) y quien también forma parte del descubrimiento de la popular bebida.

Dolores, quien cumplirá 104 años el próximo 15 de agosto, es una mujer realmente sorprendente por su buen estado de salud (apenas necesita gafas para leer y no pone reparos a la hora de comer) y enorme vitalidad. La hija del matrimonio, Pepita Conesa Pagán, y Alfonso nos acompaña en una cautivadora conversación que tiene como punto de partida cuándo Pedro y Dolores unieron sus caminos. "Una noche coincidimos ambos en el cine y le pregunté al cantinero quién era ése que estaba allí. 'Es Perico 'El Cuco', que vive en el caserío de Los Gutiérrez', me dijo", recuerda Dolores como primer contacto entre ambos. La atracción derivó en matrimonio un 26 de junio de 1946, pasando a trabajar juntos en un pequeño bar situado a escasos metros del actual Bar Pedrín y que se abrió tras la experiencia adquirida por el albujonero como camarero en la casa de comidas Calín de la calle Canales de Cartagena, donde trabajó tras regresar de la Guerra Civil.

El trabajo de la pareja en aquel bar, situado en un cruce de caminos muy estratégico, fue muy duro ("Era muy esclavo, no teníamos horario") y no estuvo exento de problemas, como cuando se rompió el casillo del filtro de la cafetera, lo que ocasionaba que quedasen posos en la parte superior de los cafés. "Fue una época muy mala; recuerdo que una mañana que me estaba peinando me dijo mi marido que un corredor había venido con letras para cobrar y que nos iba a cerrar el bar, así que al romperse la cafetera la situación era aún peor", apunta Dolores. Los problemas para reponer la pieza eran dos. Por un lado, el económico ("costaba veinte duros", apunta Pepita) y por otro que al ser una pieza italiana, los repuestas tardaban mucho tiempo en llegar.

"¿Eso qué es?, hazme uno a mí"

"Después de varias noches sin dormir por las preocupaciones, Pedrín se levantó una mañana y me dijo: 'Niña (que es como me llamaba), voy a ver si me sale una combinación y si no funciona tendremos que cerrar". Dolores continúa relatando que su marido pensó aplicar el vaporizador a todos los cafés, menos al solo, y echarle canela para disimular los posos. El experimento causó sensación en la combinación con el café, brandy y leche condensada. "Oye, pues esto está muy bien, ¿qué nombre le ponemos?", fue otro extracto de las conversaciones que entonces mantuvieron marido y esposa. Como en Los Dolores había surgido 'el ruso', ambos acordaron bautizar el nuevo producto como 'el asiático', "realmente sólo prentedíamos diferenciar uno de otro. Los clientes preguntaban: ¿Eso que has hecho qué es?. Y cuando lo probaban y les gustaba, otros que observaban enseguida decían: Hazmelo a mí también". Sucedió en 1947, poco antes de que viniera al mundo la hija del matrimonio.

El asiático muy pronto se convirtió en la bebida más demandada, lo que sirvió para esquivar los problemas económicos ("lo debíamos todo al casarnos y salimos adelante gracias al asiático") y estrenar entre 1954 y 1955 el nuevo local, que es el actual. Alfonso destaca que fueron fundamentales en esa expansión los camioneros, "que llegaron a difundir su fama hasta Europa, además de militares americanos que llegaban en barco al puerto y los taxistas, a quienes Pedrín no cobraba a cambio de que llevasen a su bar a sus clientes. Otra circunstancia muy importante es que el Bar Pedrín era lugar de parada para aquellos que iban de Cartagena a Murcia para ver el fútbol y los toros, llegando a tener en algunos momentos más clientes de Murcia que de Cartagena". Dolores, entre otras anécdotas, rescata de su memoria que, alguna vez, "llegaba un grupo de amigos de madrugada y llamaban a casa para pedirle a Pedrín que se levantase y les hiciera unos asiáticos, a lo que accedía".

Un manjar que saborearon Juan Carlos I y el rey Balduino

La expectación generada por el asiático llegó hasta la alta sociedad. "Por el bar pasaron alcaldes de Cartagena, almirantes, el príncipe Juan Carlos de Borbón (cuando estaba en San Javier) y el rey Balduino de Bélgica, entre otros", dice Dolores. "El Bar Pedrín era la parada de todos y era muy habitual ver colas de camiones, coches y motos. Valga como ejemplo que nos hacían cada día unos cinco kilos de tueste de café para nosotros".

La copa del asiático también tiene su particular capítulo. La primera tuvo que reemplazarse por otra con el cristal más grueso para evitar que crujiese con el calor. "El molde era de la Real Fábrica de Vídrio de la Granja de San Isidoro, original del siglo XIX, y nos hacían las copas a nosotros en la fábrica de Santa Lucía". La familia aún guarda aquellas copas gracias al regalo que el ayuntamiento de Cartagena, cuando José Antonio Alonso era el alcalde, les hizo en 1995.

Pedrín se jubiló en 1969, a la edad de 56 años, pasando la explotación del bar a José Rosique ("estaba con nosotros desde niño y era como un hijo"), quien lo ha llevado cuatro décadas, hasta que hace algo más de un año se retiró y ahora es su primo Mariano Rosique quien mantiene el establecimiento.

El Albujón nombró en el año 2001, durante su Semana Cultural, a Pedro Conesa como 'Albujonero Ilustre, época en la que la entonces Junta Vecinal solicitó al Ayuntamiento que una calle o plaza del pueblo llevase el nombre del inventor del asiático, lo que todavía no ha tenido respuesta. "El asiático fue su vida, era como un hijo para una madre, pues lo había parido él", proclama Pepita.

Por cierto, durante la conversación, Dolores también nos descubre el origen de otra famosa bebida, el Licor 43. "Su inventor fue Francisco Garrido, un vecino nuestro que era militar y químico. Estaba casado con doña Pilar y no tenían hijos, aceptando vender la fórmula a la familia Zamora a cambio de una renta vitalicia". Alfonso amplía este relato explicando que el número 43 eran "las losas que había entre la mesa donde lo inventó hasta la entrada de su casa".

Para concluir, de boca de Dolores, conocemos y difundimos la fórmula del original asiático con su proceso por orden cronológico: 
- Leche condensada
- Brandy corriente, no de alta gama
- Café natural y torrefacto combinados en un porcentaje que sólo conocen muy pocas personas hoy en día.
- Canela
- Vaporizador

No lleva azúcar, pero sí una dulce carga de cariño en cada uno como permanente homenaje a Pedrín y a su 'niña' Dolores.

 

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