La 'Soledad' más multitudinaria |
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Escrito por Rocío González. Fotos: Marian.G - Pedro Valeros. 16 de abril de 2017, domingo. |
A rebosar. Así se encontraban este Sábado Santo por la tarde las calles del casco antiguo de Cartagena para despedir a la última procesión marraja del año, la más austera. Miles de personas se despidieron de los desfiles pasionarios de la Cofradía Marraja y arroparon a la Virgen de la Soledad de los Pobres en su camino tras la Vera Cruz.
A las 20 horas retumbaba en Cartagena el cohete que anunciaba la salida de la procesión de la Vera Cruz, una de las que más pronto sale por parte de la Cofradía Marraja. El centro, abarrotado, esperaba impaciente ver desfilar a los penitentes y presenciar una de las procesiones más austeras de los marrajos.
De hecho, en la procesión del Sábado Santo los hachotes de los tercios 'destierran' la luz eléctrica y solo procesionan con velas, lo que confiere a la marcha un ambiente más fúnebre y de recogimiento, tal y como se pudo comprobar en el tercio de la Vera Cruz, de la Santa Agonía, que da su nombre a esta procesión. El vanguardista trono del Santo Amor de San Juan Uno de los momentos más esperados de la tarde fue la incorporación de las Santas Mujeres a la procesión, lo que provocó un parón de la misma de unos quince minutos y la impaciencia de algunos pequeños nazarenos, que desconocían por qué se había parado la procesión, pero que aprovecharon para repartir postales y caramelos entre los asistentes El de las Santas Mujeres fue uno de los dos tronos portados a hombros durante la procesión del Sábado Santo. Las 140 féminas volvieron a hacer un trabajo impecable portando el paso que representa a la Virgen, María de Cleofás y María Magdalena. Salieron, como es costumbre, desde el Rectorado, donde el Rector de la Universidad Politécnica de Cartagena, Alejandro Díaz Morcillo, las despidió con un discurso antes de que fueran a reunirse con el resto de la procesión.
El broche a los desfiles marrajos lo puso la llegada a la iglesia de Santa María de Gracia de la Virgen de la Soledad de los Pobres, donde se le cantó la Salve Cartagenera. Sin duda, el mejor final para las procesiones moradas.
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