Los vecinos de La Palma arroparon a su primera procesión de este año, enriquecida por las saetas de Paco Pedreño e integrada por los tronos de la Dolorosa, portado por mujeres, y del Cristo Crucificado, que llevan hombres… y una chica, Inmaculada, debido a una promesa. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)

La imagen del Cristo Crucificado cruza el pórtico de la iglesia de Santa Florentina avanzando sobre hombros masculinos… ¡Alto!, hay un excepción. Son quince hombres y una chica, lo que llama la atención. Su nombre es Inmaculada y le preguntamos el motivo de este contraste. “Se debe a una promesa que hice y es el segundo año que salgo con los portapasos del Cristo”, explica en una parada de este grupo de túnicas rojas. Detrás va la Dolorosa. Dieciséis hombros, todos de mujeres, y túnicas de raso azul.

Ambas imágenes son los epicentros del cortejo pasionario que anoche tuvo lugar en La Palma por octavo año consecutivo. La luna llena, la cuarta de este año, acompaña un desfile del que forman parte personas de todas las edades, con una importante presencia de la cantera procesionista, lo que vislumbra un buen futuro para la Pasión palmesana.

Hay algo de viento, pese a lo que no desluce el ordenado avanzar de penitentes. El golpe de tambor y la música pasionaria la pone la banda pachequera de El Pasico en un cortejo del que en esta ocasión acompañan al párroco la edil María José Soler y Enrique Pérez Abellán.

Paco Pedreño sigue fiel a la cita que inició hace cuatro años. Su voz resuena en la noche con el quejío de los cantos religiosos (saetas) dedicadas al Cristo y a la Dolorosa, que recorren en la misma comitiva el pueblo hasta que poco antes de regresar al templo de la Patrona se separarán para después protagonizar un muy emotivo encuentro en el epílogo.