Cartagena se encuentra celebrando estos días la trigésima sexta edición del Cartagena Jazz Festival, inaugurado el pasado 3 de noviembre y que finalizará el próximo 26 de noviembre. El festival organizado por el Ayuntamiento de Cartagena, está considerado pionero a nivel nacional y regional.

Nombres de estrellas como Lizz Wright, Gregory Porter, Madeleine Peyroux y el contrabajista Avishai Cohen, consiguieron que los abonos de 50 euros para todas las jornadas del festival se agotaran rápidamente tras su puesta a la venta. En el Nuevo Teatro Circo, y en el Auditorio y Palacio de Congresos 'El Batel’, se encuentran las tablas que pisan concierto tras concierto estos diez grandes de la música jazz actual.

Para los que no hayan conseguido llegar a tiempo y comprar el abono, remarcar que todavía quedan entradas disponibles en las taquillas correspondientes, o a través de Internet en las páginas oficiales. No obstante, Cartagena en noviembre es jazz y hay muchos más conciertos para disfrutar dentro de los ciclos de Jazz Callejero y Off Jazz, que tendrán lugar en diversas salas de la ciudad.

Cabe destacar que la cuna del Jazz se encuentra a bastantes kilómetros del puerto de Cartagena, y está bañada por uno de los ríos más famosos del mundo, el Misisipí. El jazz surge en Nueva Orleans, exactamente en el estado de Luisiana donde llegaban grandes remesas de esclavos de color para trabajar en el campo. Hoy en día, estas antiguas cañadas de azúcar son visitadas cada año por millones de turistas.

Aún así, el jazz engancha a los cartageneros como si hubiera nacido aquí, quizás sea por su capacidad de mezclarse con otros géneros creando nuevos estilos musicales, como fue el  famoso ‘rock and roll’, o  también puede ser por el buen gusto hacia la libertad interpretativa tan definitoria de este género musical, que se ha convertido en sinónimo de calidad rítmica e improvisación.

El jazz es especialista en luchar por la libertad sin violencia. De esta forma, representó durante años al pueblo afroamericano de los Estados Unidos de América cuando no se detuvieron hasta conseguir su preciado sueño americano. Es decir, un acceso pleno a los derechos civiles, la igualdad ante la ley, y terminar con la dura discriminación racial que llevaban sufriendo durante décadas.

Por esta razón, si el jazz nos llena por su carácter reivindicativo y tenemos interés en ayudar a crear una sociedad más sana o más justa, podemos empezar por hacer pequeñas donaciones a una buena causa con la que nos sintamos representados. En este sentido, si por el contrario decidiéramos aportar un granito de arena más grande, siempre podríamos empezar un nuevo proyecto desde cero intentando trasformar la realidad social contemporánea.

Muchas veces, la música sirve de nexo entre personas que no tienen nada en común, y así lo demuestra, la diplomacia cultural. La formación es principal y por eso, la ‘Big Band Cotijazz’ ofreció un concierto el pasado sábado 12 de noviembre en el Paraninfo de la Universidad Politécnica de Cartagena, con la finalidad de acercar el jazz en directo a todo tipo de públicos y en especial, a los jóvenes músicos.

Finalmente, según apuntan los entendidos, el jazz debe ser sentido con el corazón. No obstante, una vez, le preguntaron a Louis Amstrong que era el jazz y el contestó: “Si tienes que preguntarlo, nunca lo sabrás”. Al fin y al cabo… ¡Esto es jazz!