El alcalde ataca y defiende en la batalla de Qart-Hadast PDF Imprimir E-mail
Escrito por Marian.G - Saga Fotografía. 23 de septiembre de 2016, viernes   

José López participó con los errantes Indiketes y con los mercenarios íberos en una gran batalla que ganó en vistosidad, con más combates y menos ‘figurantes’, y que apenas empañó un problema de sonido instantes antes de concluir.


La batalla que transformó Qart-Hadast en Carthago-Nova ha conquistado a las miles de personas que han acudido al gran campo de batalla de la Cuesta del Batel. Varios factores han influido en esa aseveración. Primero, la luz del día. Por muchos efectos especiales que se contraten, este espectáculo luce de verdad cuando todos los asistentes pueden ver su desarrollo y no tienen que ‘adivinarlo’ como sucede de noche. Además, en esta ocasión el sol estuvo tapado por un nube la mayor parte del tiempo, con lo que no molestó.

Otro aspecto a resaltar es la puesta en escena. Desde hace años hemos apuntado lo que desluce que, tras el vibrante encuentro de fuerzas de ambos bandos, algunos festeros se queden como ‘pasmarotes’ alrededor de los combates. Este año esa cifra se ha reducido y se han multiplicado los duelos, lo que ha multiplicado la espectacularidad. También hay otra cuestión que se va corrigiendo como es no luchar con rostros sonrientes. No es por nada, pero lo que se representa es una cruel batalla y, salvo que estemos confundidos, el objetivo es transmitir realismo al espectacular, que es para quien se lleva a cabo.


Una hora ha durado el espectáculo, con un incidente inesperado casi al final, cuando ha ‘enmudecido’ todo. El problema ha sido eléctrico (el generador) y ha durado 13 minutos, pero nadie se ha marchado del público. Señal de que gustaba lo que estaban viendo. Tras trece minutos en silencio, todo volvió a la normalidad para la muy recta final, con un minuto de voz en off y otro de Escipión en directo antes de la ovación final…, aunque el auténtico final lo protagonizó Juan José Núñez (Escipión) cuando le ha pedido boda a su Emilia Paula (María Dolores Santander), pero esto ha merecido un artículo propio de este periódico. En resumen, partiendo de la base de que todo es mejorable, hay que resaltar que se ha ganado mucho en la representación de la conversión de Qart-Hadast en Carthago-Nova y esa ‘medalla’ bien se la merece la treintena de personas que trabaja fuera de la escena para conseguir que en una hora se rescate el episodio que cambió el desarrollo de la II Guerra Púnica.

Vayamos a la sipnosis. “En este mismo lugar hace 2.225 años… la historia se disponía a cambiar”. Fenón de Padua y Polibio han sido los narradores de una obra que ha incluido en su inicio una presentación en inglés con la voz de Ana María Sánchez (Vigiles). Después ha comenzado la acción.

Magón Giscón, papel en el que se ha estrenado José Carlos Bafalliú (Tropas de Magón), pasea durante su conversación con sus generales Cartalón e Himilcón. La tranquilidad la rompe la llegada de las legiones romanas. Escipión habla a sus mandos y poco después parlamenta con el gobernador de la ciudad. “¿Crees que un guerero cartaginés se va a rendir sin luchar?”, responde Magón Giscón a su propuesta de rendición. “No nombres lamuerte, que puede que hoy te encuentres con ella”, le responde este general romano de tan sólo 27 años de edad. El parlamento concluye. “¡Que hablen las armas!”.

Cada líder arenga a sus grupos y en seguida empieza la lucha. Catapultas, fuego, caballería… ganan enseguida la atención del espectador, al igual que la formación en ‘tortuga’ de los Extraordinarii ante la puerta de la ciudad, mientras desde las murallas les lanzan piedras y aceite. Los carthagineses aguanta el primer gran choque y deciden ser quienes lancen el segundo encuentro fuera de su fortaleza. Queda la tercera y definitiva acción. Escipión simula una retirada de parte de las fuerzas, pero en realidad es una argucia para preparar un ataque por dos frentes (terrestre y naval) más un tercero sorpresa por la retaguardia de la ciudad, que resultó letal. Los combates se multiplican y la defensa púnica acaba cediendo. “¡La ciudad es nuestra!”, grita Escipión. Magón entrega la ciudad, a la vez que pide a su enemigo que continúe con su engrandecimiento, mientras que Escipión muestra su benevolencia con el derrotado. Cientos de festeros arropan la rendición. Arriba, en la muralla, el humo rojo de los Extraordinarii acompaña la frase final: ”Salve Cartagena”.

En cada edición hay personas que se estrenan en la batalla. En este caso ha llamado la atención José López, regidor de la ciudad, que, en una elección ‘salomónica’, ha puesto su espada al servicio de ambos bandos, eligiendo grupos de arraigo íbero, como ha indicado a este diario, además de expresar lo que había disfrutado con esta experiencia. Primero ha estado con la legión errante de Indiketes, grupo errante y no oficial del Senado,     que ha formado parte de este acto con carácter excepcional. Después se ha puesto el ‘duro’ (escudo) en el pecho para luchar con los Mercenarios Íberos.

Otros apuntes finales. Se ha percibido una gran presencia de espectadores extranjeros y algunos de otros puntos de la geografía española, como Granada y Cuenca. Entre los que estaban a ras de césped se encontraban un grupo de estudiantes de franceses, finlandeses, polacos y checos que a través de Erasmus están en El Algar. También una petición por lo que nos afecta, pues a la gran mayoría de actos festeros no sólo llevamos fotógrafo, sino también periodistas. Unas inminentes fiestas de interés internacional debería tener un espacio habilitado para el trabajo de un redactor de prensa, que es muy diferente al del fotógrafo, y requiere unas condiciones mínimas para desarrollar su labor. La petición queda hecha.

 

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